martes, 18 de marzo de 2008

¿Y el Dinero?

Quiero que pienses si has vivido una situación como la que ahora te describo.

Un amigo, que te conoce y aprecia, te presenta un plan por el cual puedes mejorar notablemente tu desempeño profesional, hacer crecer tu negocio o empresa, prepararte para ofrecer un servicio más valioso en tu empleo actual.

Sus palabras te suenan como música perfecta esa que a ti te llega, la que consigue emocionarte de manera profunda, y llegas a creer lo que él te dice; sin embargo, tu mente te plantea de manera continua las preguntas.

¿Y el dinero para todo eso? ¿De dónde vas a obtener el dinero para ese plan maravilloso?

Yo recuerdo que la madre de uno de mis estudiantes solía decir -“el dinero está en los bancos”, verdad a la que muchos contestan -“si claro, pero es dinero para los que ya tiene dinero”. “el dinero llama al dinero” se oye decir a menudo.



¿Por qué estoy escribiendo esta vez sobre el dinero?
Se que para algunos cristianos el hablar de dinero es sinónimo de amor al mundo, es como si creyesen en eso del dinero como el “vil metal que todo lo corrompe”.
Para otros el dinero es simplemente un medio, no el único, que permite alcanzar ciertos fines que son necesarios; lo ven como un instrumento de bien, una oportunidad más para servir.


¿Qué dice David de todo esto?

  • “Alzaré mis ojos a los montes. ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová que hizo los cielos y la tierra”.

Ezer, la palabra hebrea traducida en este versículo como socorro significa ayuda y aparece en versículos tan poderosos como este:

  • “¡Dichoso tu, Israel! ¿Quién como tú? Pueblo salvado por el Señor, escudo de tu socorro, y espada de tu triunfo”. Deuteronomio 33: 29.

Dichos@ tu________Escribe tu nombre y apellidos, ¡salvad@ del Señor!

David y Moisés coinciden en afirmar que la ayuda, el socorro, los recursos, el dinero, la capacidad para triunfar, la prosperidad, el sostenimiento, la independencia financiera, la salud, la salvación y la vida eterna; todo lo encontramos en Dios, el ya ha hecho provisión de todo lo que necesitamos, ya lo tiene lo tiene resuelto, su plan para nosotros lo ha tomado en consideración. Solo tenemos que reconocerle a él en todo; también en nuestra relación con el dinero.

  • “Porque él te da el poder de hacer las riquezas, a fin de cumplir su pacto que juró a tus padres”. Deuteronomio 8:18.

Volvamos a las preguntas: ¿De dónde vendrá mi socorro? Podría parecerse a ¿De dónde vendrá el dinero?

La segunda pregunta resulta incómoda ¿verdad? puede incluso no gustarnos. Está bien, la causa en sencilla. El dinero no es lo más importante en la vida, estamos completamente de acuerdo.

  • “Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. S. Mateo 6: 33.

  • “Jehová guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre”. Amén. Salmo 121: 8.

Tu socorro viene de Jehová, está claro y es evidente. Por eso mismo tú y yo tenemos que entrar y salir, actuar en consecuencia y apropiarnos de la promesa de Jesús:

  • “Pedid, y os darán; buscad, y hallaréis; llamad, y os abrirán. Porque todo aquel que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama le abren”
    S. Mateo 7: 7 y 8.

El secreto está en mantenernos en contacto con nuestro Padre celestial y por extensión con muchas otras personas, sus otros hijos, todos nuestros hermanos en el sentido más amplio que podamos concebir para éste término. Todos podemos ser una bendición unos para otros, tenemos ayuda para lograrlo.


Quiero que hoy recuerdes estas verdades poderosas:

  • Con el Señor “el angustioso final” resultado del cálculo y la previsión del hombre, puede convertirse en un inicio prometedor si es él quien administra nuestra vida. Esa fue la experiencia de la viuda de Sarepta (1 reyes 17: 8-16).

  • Dios siempre nos suplirá no solo de dinero, sino de todo cuanto necesitemos para cumplir los propósitos de su gloria en nuestras vidas.
    “Amado yo deseo que tu seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”. 3 S. Juan 2.

Noticia de Poder:

Hay un banco maravilloso con un propietario generoso, el Dios eterno. El acepta consignaciones en forma de tiempo de adoración y expresiones de alabanza que con su poder son transformadas en bendiciones para suplirnos de todo bien.


Consigna hoy tus tesoros en ese banco. “Haz tesoros en el cielo”, ello de te dará una paz sin igual.

¡DIOS TE BENDIGA!

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