miércoles, 12 de marzo de 2008

Josafat: Cuatro pasos para una gran victoria.

Revisemos juntos una de las estrategias más poderosas y asequibles que podemos encontrar para vencer aún cuando aparentemente no tengamos todas las circunstancias a nuestro favor.

¿Cómo poder vencer contra todo pronóstico? ¿Cómo romper nuestras estadísticas, aquellas que con el tiempo nos han llevado a pensar que tal vez no podremos alcanzar nuestros sueños?

Puedes alcanzar tus sueños, usa la estrategia correcta.

Cuatro pasos para una gran victoria según la experiencia vivida por Josafat en 2 Crónicas 20.

  1. Aceptar que frente a un problema podemos sentir temor.
  2. Consultar a Dios.
  3. Agradecer por las bendiciones que estamos esperando.
  4. Actuar con valor y fe.

Analicemos juntos los detalles:

1.

Sentir temor es una experiencia común a la mayoría de las personas.

Hay quien quisiera que no fuese así, pero el temor forma parte normal de la vida. En un aviso de que algo no va tan bien como esperábamos. Nos dice que podemos estamos frente a una situación que no sabemos cómo va a afectarnos. Aparece cuando tenemos un nuevo problema real o imaginario, grande o pequeño. Viene como acompañante de una preocupación que nos toma por sorpresa o una preocupación que nosotros mismos estamos alimentando cuidadosamente.

Es evidente, frente a la realidad de los problemas no todos reaccionamos de la misma forma. Algunos nos quedamos paralizados ante el temor como si no pudiésemos reaccionar; otros empezamos a pelear y a combatir aún sin saber dónde está la verdadera batalla. Escuchamos las órdenes: “disparen, fuego, apunten” y justo eso hacemos.

Josafat nos enseña una opción mejor: humillarnos y reconocer que Dios puede vencer en nuestro lugar.

David ya lo había dicho: “Aunque ande en el Valle sombrío de la muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo” Salmo 23: 4.


¿Cómo gestionamos nuestros problemas?, ¿Cómo abordamos nuestros temores? Allí está el secreto de una vida victoriosa.


2.

Debemos confiar a Dios nuestros asuntos porque él los asume como suyos.

Josafat ora a Dios diciendo: “Señor, Dios de nuestros padres, ¿no eres tú el Dios que está en los cielos? Tú riges todos los reinos de las naciones: En tu mano están el poder y la fuerza, no hay quien te resista”. 2 Crónicas 20: 6.

Con humildad agrega: “En nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros. No sabemos que hacer, pero a ti volvemos nuestros ojos”. (Versículo 12).

Nuestra oración puede ser:

“Señor se que esta vez también vas a vencer en mí, no se cómo, ni me preocupa. Solo te pregunto ¿qué deseas que yo haga esta vez, cuál es la parte que me has asignado?”.


Obtendremos respuesta. Tal vez un suave: “quedad quietos y ved la salvación que el Señor os dará” (2 Crónicas 20: 17) o escucharemos la voz enérgica: “¡Levántate, come! porque un largo camino te espera” (1 de Reyes 19:7).

No se cuál respuesta te guste más o cuál te corresponda en este momento, posiblemente tú lo sepas, o no; una cosa sí es segura: si consultamos a Dios él se hace cargo de nuestros problemas y preocupaciones; nosotros quedamos libres para ocuparnos en adorarle y alabarle con gratitud y fervor.



3.

Cada día tenemos oportunidades preciosas para agradecer a Dios por las bendiciones que estamos esperando.

El secreto de los grandes triunfos de la fe radica en alabar a Dios antes de la batalla, agradecerle antes de ver realizado el milagro y confiar en él aunque no sintamos su fuerza. La Biblia dice que "cuando empezaron a entonar cantos de alabanza el Señor produjo el milagro". Siempre ha sido y será así, Dios entra en acción victoriosa cada vez que empezamos a alabarle. Esa es nuestra oportunidad a cada instante.



4.

Alabar a Dios nos capacita para actuar con valor y fe.

Siempre que centramos nuestras expectativas en su poder recibimos la capacidad para actuar como quien sabe que ha de alcanzar lo que anhela según la buena voluntad de Dios.


¿Tienes un gran sueño, anhelas alcanzar alguna realización especial? pregúntarte si ya empezaste a agradecer por haberlo recibido. ¿Estás alabando al Señor con gratitud y fervor? Si es así continua en acción ¡LA VICTORIA ES TUYA!

  • Contacta a ese amigo que comparte y apoya tu sueño, le harás feliz.
  • Escribe la carta que tantas veces has redactado en tu mente.
  • Reconcíliate con el amigo que has perdido.
  • Has la llamada que te resulta más difícil.
  • Prepárate para el desempeño que estas deseando.
  • Ofrece a otros tus servicios, hazlo con generosidad.
  • Envía tu propuesta una vez más. Las murallas de Jericó cayeron solo tras la última vuelta.
  • Inicia la capacitación que más pueda ayudarte.
  • Busca la oferta de empleo que te corresponde.
  • Redacta el informe, alguien lo está esperando.
  • Adquiere aquello que necesitas.
  • Invierte tiempo y dinero en tu progreso.
  • Pon en acción tu fe.

    “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Filipenses 4: 13.

Este versículo es un obsequio para ti. Vívelo hoy con alegría.



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